Tú eres la diosa de tu propio yo
la Artemisa que sostiene el capitel de
tu templo del amor que mira al mar
donde los ciegos de tu pasión
caminan a la deriva por la playa del deseo
incapaces de resistir a tu hermosura a tu tentación
Desde allí declaman plegarias
para alcanzar el camino que llegará a tu amor
y poder purificarse en las aguas que afloran
desde el lago profundo de tu ser
para ser depurados y adquirir conciencia
de ser poseedores del secreto de la
vida eterna que tú posees